Viaje a Túnez 2. Salida de Madrid.

Nos levantamos tarde... Sobre las 11:30 y nos fuimos al museo del prado (que estaba muy cerca de donde estábamos parando). Dante se encontraba malito (un resfriado o un gripazo) y dejó amablemente que nos fuéramos nosotros por ahí.



Al llegar a la puerta del museo del Prado (la de Murillo) vimos una larga fila de gente, aunque no excesiva, así que decidimos hacer cola y la verdad es que no tardamos mucho. Además fue gratis (creo que los Domingos es gratis).



Dentro vimos obras de Goya, Velázquez, el Bosco, Tiziano, Rafael...

Me impresionó "El jardín de las delicias" de El Bosco por lo grande y hermoso que era.
Algo que no se ve nunca en las fotos de este cuadro es que "se cierra". Es decir, que tiene unas "tapas" para cerrar el cuadro y en ellas hay dibujado una especie de planeta y tal. Además el cuadro es enorme.


Y una que no conocía de Goya, titulada "Perro semihundido"

Salimos de allí y comimos en un Burguer King (ole por nosotros).

Después de eso y de pasarnos por un local cuya especialidad era el bocadillos de calamares,


decidimos volver al piso, cogiendo el metro.


Recogimos nuestras cosas, y nos despedimos de nuestro anfitrión. Dante nos aconsejó que cogiéramos un taxi hasta el aeropuerto, que no era excesivamente caro (21,90€ que nos costó) y no había que cargar arriba y abajo con las puñeteras maletas.

Al llegar al aeropuerto, enchorizamos las maletas y las facturamos.

Pusimos las dos maletas y yo temía por el peso de las mismas. Menos mal que no pasó de 35 kilos.

Una vez hecho esto, nos dejaron 2 horas libres para hacer lo que quisiéramos por el aeropuerto de barajas. Un rollo vamos. Menos mal que Yoda causaba sensación allá por donde pasaba (sobre todo en las tiendas de Duty free, donde Babé se echó un perfume que no le gustó), al igual que al pasar los escaners que una mujer que vio el muñequito empezó a gritar "¡¡ES YODA!! ¡¡ES YODA!!". Lo bueno es que la mujer que gritaba era la que manejaba el escaner.

La obsesión de Babé por los horóscopos le llevó a que estando sentados a punto de embarcar, cogiera una revista que había al lado de su asiento e intentara leer el horóscopo de la misma. Una pena que estuviera en alemán. Pero Babé no se arredró ante tal vicisitud y le echó imaginación... Con idénticos (supongo) resultados que si lo hubiera leído en cualquier otra revista.

Ya estábamos en el avión.

Solo hacía falta que nos apretáramos el cinturón y en menos de dos horas llegaríamos a Túnez.