domingo, 30 de enero de 2011

Tren Almería-Dos Hermanas

Como muchos sabréis ya, estoy trabajando en El Ejido, pero eso no quita que sepa positivamente que mi hogar está en Dos Hermanas, que es donde está mi familia (antes estaba en Alcalá de Guadaíra).

El caso es que de coger tanto el tren, arriba y abajo (arriba, algún compañero o compañera me acerca a la estación de trenes y el abajo es más duro, que tengo que coger 2 autobuses desde Almería hasta Almerimar) al final siempre ocurren cosas. Sobre todo porque son 5 horas y media de (en mi caso), roncar, leer, jugar con la PSP y escuchar el i-pod.

Voy a contar algunas de las cosas que me han pasado:

  • Los teléfonos móviles, las montañas y las viejas. No falla. Siempre hay alguna vieja que justo cuando el tren está pasando por un sitio montañoso (y entre Granada y Almería de eso hay mucho) intenta hablar por teléfono, con éxito nulo: "¿María? María, que no se escucha. ¿Me escuchas? ¿María? ¡Oye! Que se ha cortado antes. ¿María? ¿Me oyes? No te oigo. ¿Sí? ¿María?..." Imaginad escuchar a una vieja durante 10 interminables minutos intentando hablar con la tal María, colgando y volviendo llamar cada 2 segundos porque no oía. Me entraron unas ganas de reventarle la cabeza con el móvil. Pero uno se contiene, que vive en sociedad
  • Los asientos y las numeraciones. Ella: "¿Me dejas pasar?" Yo: "¿A ese asiento?" "Sí" "Verás, en realidad me he puesta aquí porque hay más espacio, pero mi asiento es el que tú estás diciendo. ¿Seguro que es coche 3, asiento 135?" "Sí, mira" "Pues tienes razón, el asiento es correcto, pero te has equivocado de tren: este va para Sevilla, y tú para Almería" "Ah"
  • Los asientos y las numeraciones II. Él: "Perdona, creo que te has equivocado. Ese es mi asiento". Yo: "Nada de perdona, creo que el que se ha equivocado eres tú". "Mi asiento es el 135". "Mira qué bien, coincidimos en asiento. ¿Has mirado si el coche 3 (que es este) es el tuyo?" "Ay, me he equivocado" "Ya, ya".
  • Las miradas de los que me rodean. Cuando me echo un sueñecito, después miro a los que me rodean. Positivamente sé que he roncado como si no hubiera dios. Me gusta mirarles a ver si alguien con la mirada me intentan reprochar algo. Lo siento amigos, pero no tengo control sobre ello.
Bueno, hasta aquí algunas anécdotas de las que me he acordado. A ver si sigo recordando o me siguen pasando cosas.

Un saludete

1 Personas humana han comentado:

Froda dijo...

Froda

Lo de los asientos y las numeraciones II odiaba cuando me pasaba!! Sobre todo los viejos la lían cantidad por no enterarse!! xD