sábado, 30 de junio de 2007

Tente en buena compañía y serás tratado como uno de ellos

Esta semana trabajaba de tarde, es decir: de 15:00 h. a 23:30 h.

Pero resulta que yo quería ir al cine a ver Piratas del Caribe 3 (aún no lo había "veído") y a cenar con unos amigos. El caso es que para hacer eso tenía que hacer "malabarismos de cuadrante" (título no definitivo y por tanto provisional que no me termina de convencer en absoluto) que llevo haciendo con mi gran compañero Ernesto cada vez que alguno de los dos necesita la mañana o la tarde libre (es mi relevo y yo el suyo, de tal manera que somos él y yo los que llevamos el servicio).

Bien, estos "malabarismos de cuadrante" (en fin) consiste en lo siguiente:

Yo salgo a las 23:30 h. y voy para casa. Ceno y si no chateo nada (jejeje), pues me acuesto entre las 00:00h y las 00:30.

Ahora concilia el sueño.

El despertador suena a las 05:30 h. de la mañana. Un buen refregón (en el buen sentido de la palabra) con agua, nos vestimos (¿por qué se habla a veces en plural cuando hablamos de la primera persona del singular?), y salimos de casa sobre las 06:00 h. para entrar al trabajo a eso de las 06:30 h. Por la mañana temprano (¿o es aún madrugada?) la carretera está casi desierta y no hay problemas con los atascos. Algo muy diferente respecto a las tardes que son kilométricos.

A todo esto, aún no he hecho referencia al título de esta entrada, pero no desesperéis que ya llegamos.

Bueno, el caso es que salí a eso de las 15:00 h. habiéndome comido un baguette vegetal en el curro (están buenísimos: estos del catering Juliá los hacen de muerte) y me fui directamente al hospital (leer entradas anteriores para más información).

Había quedado con una "chica" a las 19:15 h. para ir al cine.

Lo bueno de planificar todo es que normalmente suelen salir las cosas bien, y últimamente las cosas me están saliendo de una bondad absoluta.

Pues ahí estaba yo a las 19:15 esperándola en los arcos de Alcalá cuando la veo bajar la cuesta.

Virgen santísima.

Estaba preciosa. Y yo no pude más que salir del coche, darle dos besos y tirar por el puente del Dragón y fuimos a ver los Piratas del Caribe 3.

La peli la verdad no está mal. De hecho, de las tres es la segunda mejor (o peor). Todo esto desde mi punto de vista, claro. Y por supuesto con un final "abierto" para que exista la posibilidad de rodar Piratas del Caribe 4: La fuente de la juventud (ya me estoy viendo el Piratas del Caribe 367: Castro debe morir).

Lo dicho: la película entretenida (aunque no terminaba de terminar) con una escena final de acción larguísima (no recuerdo una peli con una escena tan larga) pero que no se hace pesada (esta escena, digo).

Vale, ya me callo. Ya sé que soy un puto friki del cine y que el tipo de cine de acción en el que te dan todo mascadito no me mola. Pero también reconozco que debe haber de todo en la viña del señor (¿por qué viña y no almáciga?).

Después de eso llamé a mi queridísimo amigo Lobo y pregunté si podíamos pasarnos por allí. Cuando llegamos me dio la alegría de que estaba por allí "pululando" Nagasia.

¡GENIAL!

Nos fuimos todos al VIPs a cenar (había hambre).

Obligué al señor Lobo a que se llevara la cámara super-mega-chachi-que-te-cagas con las que se hacen unas fotos cojonudas "oija". Y muy amablemente nos hizo unas cuantas a la concurrencia.

La chica de la reunión (la única que había) es muy fotogénica y el señor Lobo le sacó una con cierto aire a AnJelina Golie (:P). La cena fue de lo mas agradable y con una muy buena conversación por parte de todos. Noches como esta son las que me gustaría vivir todos los días de mi vida. Eso sí, si fuera un continuo no podría valorarlas (el hombre y sus putos complejos de continuidad).

Al final "brasa, brasa... cada uno para su casa". Acompañé a mi amiga a la suya y aunque no hicimos nada no me importó porque esta noche he sido muy feliz.

Pues ya sabéis a qué viene el título de la entrada... Que por cierto es un refrán escocés que siempre me ha gustado mucho.

Un abrazo (para ellos) y un beso (para ellas) a todos los que me leéis.

viernes, 29 de junio de 2007

Desde el hospital

Como he visto que he hecho de pasada dos alusiones a que estaba en el hospital pero no he explicado por qué, pues este post va para esa explicación.

Mi padre tenía una artrosis en la articulación de la cadera. Y digo tenía porque hace 12 días le pusieron una prótesis.

Consiste básicamente en que se corta la cabeza del fémur y se sustituye por una cabeza metálica (o cerámica) y se "ancla" en la parte interna del fémur. En el sitio donde iba la cabeza del fémur se coloca un "rodamiento" de polietileno.

Es una operación muy segura y muy rápida. De hecho el paciente puede volver a caminar prácticamente al segundo día de la operación. Pero sólo eso: caminar un ratito y ya está.

Ahora vamos con lo que hizo mi padre.

Pues al segundo día comenzó a caminar (con ayuda de un andador) arriba y abajo, quedándose sentado en la cama durante horas y saliendo al pasillo durante mucho tiempo.

Al cuarto día que en teoría tendrían que haberle dado el alta, los médicos (y nosotros) comprobaron que la pierna la tenía MUY hinchada.

Le han recomendado que ande lo menos posible y que por supuesto no se quede sentado para nada, a no ser que sea para comer.

Ayer le hicieron una ecografía (el cirujano vascular) para comprobar dónde está el trombo: porque si está hinchado es porque, probablemente, hay un trombo en algun parte de sus venas/arterias que le obstaculiza la libre circulación de la sangre.

Pues nada, aquí se está quedando mi madre por las noches con mi padre y yo me llego aquí cuando puedo después del trabajo. A veces me traigo mi madre a casa para que duerma en cama y no en los incómodos sillones del hospital.

El caso es que mi padre puede valerse por sí mismo para todo o casi todo. Pero como hace lo que le da la gana, mi madre está allí en plan "madre de mi padre": no hagas esto, no hagas lo otro, te han dicho que no te pongas así... Ab nauseam.

Bueno, pues ya sabéis por qué actualizo a veces desde el hospital.

Acabo de echarle una regañina a mi padre por ponerse de lado a leer girándo el cuerpo sobre el lado de la operación. Mi regañina ha terminado con las palabras "...porque haces lo que te sale de los cojones, como siempre".

Más fino que un coral que soy.

jueves, 28 de junio de 2007

Los buenos imprevistos

Estaba yo a eso de las 22:30 más amargado que un afgano escuchando un disco de San Justa Clan, cuando recibo una llamada telefónica:

- ¡Hola!

- ¡Hola! ¿Qué haces?

- Pues nada, aquí amargado que aún me queda una hora para salir del curro.

- ¡Vaya! Y yo que quería invitarte a venirte a mi piscinita.

- Joder, joder, joder... Mierda. Me estás poniendo los dientes largos jamía.

- Pues ya sabes, si quieres venirte...

A partir de ese momento la actividad que desarrollé fue frenética, y con los siguientes pasos:

1) Llamada al compañero para ver si me hacía el favor de venir media hora antes (y así salir por patas).

2) Llegada al Hospital, recogida de mi madre, llevarla a mi casa para que duerma un poco...

3) Coger una toalla. ¿Cambiarme para qué?

4) Conectarme a internet durante 2,5 segundos para decir "Tiro para allá".

5) Conducción un pelín por encima de los límites de la velocidad permitida para poder llegar a Coria en menos de media hora.

6) ¡Tachán!

Bueno, pues entramos en el chalecito, que guardaban unos perros muy simpáticos (de hecho me olieron varias veces el culo) e ir deshaciéndome de la ropa conforme me iba acercando a la piscina:

Camiseta (anda en todo el charco)...

Zapatos y calcetines (¡Diox qué olor!)...

Pantalón (a tomar por culo las esposas)...

Calzoncillos (¿donde lo pondría que no los encontré cuando me iba?)...

Y al agua patos.

El agua estaba estupenda de cojones. Los perros miraban con cara de "¿no me vas a seguir haciendo carantoñas?".

Inmersión. ¡Qué rica!

- ¡Oye! ¿Tú no te bañas?

- Es que no me he traído traje de baño (¿Tú no nadas nada? No, no traje traje).

- Mujer, ¿después de yo estar tal y como mi madre me trajo al mundo te vas a cortar?

- Mmmsí.

(Manda webos)

Después de mucho por fiar le dije que hiciera lo que le saliera del coño. Palabras mágicas.

- Bueno, pero no mires.

Estuvimos nadando así como media hora, sin ningún foco del chalé y a la luz de la Luna (no estaba llena, pero casi).

- Yo me salgo chica, que estoy casi tiritando.

- Dame calor ¿no?

Ea, al lío bajo la luz de la Luna. Sí, sí, muy romántico y todo eso, pero cuando uno es el único que toca pie, tiene que agarrar a la chica con una mano y apoyarse con la otra en el bordillo para que no nos fuéramos a tomar por culo, al final ves que un refregón en el agua no es tan estupendo como decía el prospecto.

- Chica, ¿no tienes cama dentro?

- Sí, sí... Venga, nos secamos y nos metemos en el chalé.

En conclusión: llegué a casa sobre las 04:30 de la mañana y ahora estoy poniendo este post en el hospital gracias a una clave que me dejó gotito (asias tío) y con unas ganas "tremendas" de entrar a trabajar dentro de un rato.

Mierda de trabajo no flexible. En fin, a ver si me toca la lotería y hago lo que me sale de los cojones.

Las ganas.

miércoles, 27 de junio de 2007

Veinti... Digooo Treinta y ocho

Siempre he tenido un problema "gordo" con mis años. Nunca me he acordado bien de cuantos años tengo ni cuando los cumplo... Soy rarito, sí.

El caso es que cumplo los 38 (hoy) y hasta hace poco creía que cumplía 39. ¿Me ha dado una alegría el tener un año menos? Pues la verdad es que me la pela bastante. Lo de los años siempre me ha parecido un trauma constante para los demás (sobre todo para los que están cerca de mi franja de vida) y suelen hacer cosas raras o estúpidas (o ambas) para parecer más jovenes.

El problema es que ponemos acotaciones a una vida que es un "continuum". Me explico: ¿hay mucha diferencia entre mi yo de hoy y mi yo de mañana o de ayer? Otra pregunta relacionada... ¿Hay mucha diferencia entre alguien que está en último año de carrera con alguien que acaba de sacarse el título de la misma?

Estos límites son los que muchas veces conforman nuestra realidad que vivimos porque creemos en ellos a pies juntillas. Es curioso como las mismas convenciones sociales (y los años de vida lo son) nos cambian.

Las verdades del barquero

Hoy he tenido una gran conversación con una gran amiga y un gran antiguo amor (increíblemente coinciden en la misma persona).

Básicamente me dijo algo así: "No te fies de lo que parece una persona... A veces parece más joven de lo que es o parece mayor de lo que aparenta y te puedes llevar una decepción porque no coincide su edad mental con su edad aparente".

Yo he tenido que quitarme el sombrero ante tal aseveración. No me había dado cuenta de ello, pero claro, cuando uno es parte del problema este tipo de cosas suele pasarlas por alto.

martes, 26 de junio de 2007

Época de cambios

Pues nada... Después de que mi ex me dejara, decidí no quedarme en un rincón llorando cual gilipollas emo, y decidí que debía alegrarme la vida.

La verdad es que la vida se me alegró más de lo que yo creía, porque una amiga me cogió por banda y me hizo el amor (juro por dios que yo no tuve nada que ver... excepto para empujar).

Es tarde, así que otro día sigo con la terapia anti-bajona-post-dejada-de-tu-ex.