Tengo los huevecillos como aceitunitas (y no son de las gordales)

La frase que da título a esta actualización hace referencia a lo fría que estaba el agua en las cascadas del Huesna.

Concretamente a cuando me zambullí del tirón. Fue la frase que pude articular después de salir del agua.

Fuimos Roberto, Virginia, Babé y yo. En el coche de Roberto (no está la cosa para ir derrochando gasolina ni dinero) y la verdad es que nos salió la cosa muy bien (solo nos perdimos una vez y fue al llegar a Carmona :P).

A continuación una serie de fotos con comentarios, je.

En esta foto se nos ve felices (sobre todo a mi), porque aún no habíamos probado la temperatura del agua.

Seguimos contentos, por la misma razón.

Roberto, con un par de cojones, se metió en la primera cascada. Bueno, por eso y porque creo que se estaba meando, jejeje.

Aquí un plano de Babé, en el que se ve el agua de la poza.

Una foto que me encanta: se les ve a Roberto y a Virginia, en actitud muy natural (je, y tan natural).

Virginia y Roberto, siendo "apedreados" por el agua de las cataratas.

Foto romántica (oig).

Después de tirarme (después de esta foto), fue cuando salí aterido de frío y dije la frase que da título a este post.

Foto en la que parezco Jesucristo, y que me mola un webo.

Aquí intentando quitarme del agua, porque después de un rato, dolía.

Aquí arrascándome la espalda (ya os había dicho que dolía la espalda).

Otra foto romántica (si es que soy moña, hombre).

Y todas las cataratas estas, estaban en medio del campo, como veis en esta foto, que ir en bañador por medio de un campo, pues no pega ni con cola, pero para ir de una catarata a otra, pues había que hacerlo.

La misma, pero para que se le vieran las caras a los insurrectos.

Fin (otra romántica).